Toda
empresa, por pequeña que sea, requiere a lo largo del año de
distintos viajes o desplazamientos de corte comercial o colaborativo.
No hablamos exclusivamente de viajes internacionales, un simple
cambio de rutina o visita puede ser susceptible de contabilizarse
como un viaje de empresa.
Y
es que para cada tipología y tamaño de empresa (desde grandes
corporaciones hasta micropymes) habrá una forma de estructurar,
organizar y cuantificar estos gastos de viaje y la rentabilidad o ROI
que estamos obteniendo.
Os
dejo una serie de pautas que os pueden servir a la hora de planificar
mensual o anualmente vuestros desplazamientos.
- Viajes de empresa habituales
En
esta categoría incluiríamos aquellos tratos con proveedores o
clientes para la empresa que tenemos en cartera, así como también
las negociaciones paralelas que llevemos con empresas de la
competencia o clientes potenciales buscando reducir costes o mejorar
el valor añadido de nuestros productos o servicios.
Este
apartado es el que debemos cuidar y analizar con mayor esmero para
optimizar
los viajes de empresa, pues seguramente sea el que se lleva una
mayor partida presupuestaria. Además, la posibilidad de planificarse
con anterioridad en muchos casos nos dota de un poder económico que
debemos aprovechar.
¿Identificamos
alguna feria o convención cerca de la localidad de algunos
proveedores o clientes? Tal vez sería una buena idea ampliar nuestra
estancia y replanificar algunas reuniones previstas para otros meses.
¿Tenemos
acotada nuestra área de influencia habitual y más accesible? Tal
vez sea una buena idea explotar las posibilidades locales a nivel de
ROI antes de lanzarse a la carretera y abordar tratos con
colaboradores más alejados que tal vez puedan ofrecer un descenso
mayor en costes, pero que a nivel global e incluyendo costes
asociados e indirectos acabe por no salir a cuenta.
“No
nos dejemos impresionar por las cifras y los precios, son una
variable muy potente y directa, pero sólo nuestra visión global de
la empresa nos permitirá amoldarlas y traspasarlas a nuestra
particular economía”
¿Estamos
adecuando nuestra planificación comercial a las nuevas tecnologías?
Si bien es cierto que la mayoría de tratos deben negociarse y
cerrarse en persona, algunos pasos previos podrían zanjarse con una
videoconferencia o un análisis digital de la trayectoria de la
persona o empresa con la que prevemos una colaboración. Es más, con
la ventaja de la previsión, podremos optar por definir el guion de
las negociaciones vía videoconferencia o streaming, y así adaptar o
generar contenidos que puedan resultar más visuales a nuestros
clientes potenciales (sobre todo en B2B) a los que tratamos de
convencer e impresionar.
La
previsión es nuestra mayor baza en esta tipología de viajes de
empresa, pudiendo encontrar los mejores precios para las fechas que
más nos convenga. Tal vez encontremos que el miércoles es el día
más económico para viajar, o que las negociaciones en jueves suelen
llegar a mejor puerto que en otro día de la semana, o que cuando
presentamos cifras desde la primera reunión acortamos los
desplazamientos totales a los que asistir…
“Son
muchas las preguntas que la analítica de nuestros viajes nos va a
permitir responder”
- Viajes de empresa no habituales
Son
oportunidades o nuevos contactos estratégicos. Si captan nuestra
atención desde un inicio seguramente provocarán un baile de fechas
que seguramente desplazará otras actividades o labores previamente
planificadas. No importa si vale la pena… ¿pero vale la pena?
Es
decir, calculemos los costes directos e indirectos derivados de
dichas reuniones y el rédito económico que sacaremos a las
negociaciones improvisadas y oportunidades para analizar si estamos
en la buena línea o sería preferible no precipitarse en el futuro.
“El
olfato se adquiere con el tiempo y la experiencia, pero los números
y la rentabilidad es algo totalmente accesible desde nuestra primera
reunión”
La
interpretación de estos datos marcará la diferencia en tu empresa.
Encontraremos viajes, clientes o proveedores que nos están
reportando números rojos a nivel individual. Otros menos importantes
tal vez requieran una mayor atención por nuestra parte dado su
crecimiento porcentual en el último año. También es posible que la
suma de pequeños clientes o reuniones pueda reportarnos unos números
mejores que una gran cuenta o proveedor importante.
¿Has pensado en juntar el valor añadido de todas las
cuentas o clientes más modestos y compararlas en trabajo, dedicación
y retorno con una gran cuenta que soporta gran parte de los números
de tu empresa?
Tal
vez podamos llevarnos una sorpresa, o descubramos que nuestra
distribución de esfuerzos/tiempo (no olvidemos que tiene un precio
también, el coste de oportunidad) no sea la adecuada.
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